Cómo construir un ecosistema digital propio en un hospital

Cómo construir un ecosistema digital propio en un hospital

En la era digital, los hospitales no pueden depender únicamente de redes sociales para su presencia en línea. Aunque estas plataformas son herramientas valiosas para atraer público, su algoritmo limita el alcance orgánico y la relación con los pacientes. La solución es construir un ecosistema digital propio, donde el hospital controle la distribución del contenido, la experiencia del usuario y la seguridad de la información.

Este ecosistema puede incluir una plataforma de videostreaming para contenido audiovisual, espacios de educación para pacientes y acompañantes, cursos virtuales para formación médica, y herramientas de interacción que permitan una comunicación más directa y efectiva con la comunidad.

1. Redes sociales: el espejismo digital de los seguidores

Muchos hospitales y centros médicos miden su éxito digital por la cantidad de seguidores en redes sociales. Sin embargo, esta métrica es un espejismo digital, ya que la cantidad de seguidores no garantiza impacto real ni conexión con la audiencia.

Baja interacción y alcance limitado

Las plataformas como Facebook, Instagram y Twitter/X muestran el contenido solo a un pequeño porcentaje de seguidores. En promedio, los niveles de interacción en el sector salud son extremadamente bajos:

  •  Instagram: 0,3% a 0,5% de interacción. De 100.000 seguidores, solo unas 300 a 500 personas interactúan con una publicación.
  •  Facebook: 0,1% a 0,3% de engagement. Si un hospital tiene 50.000 seguidores, menos de 150 interactúan con cada post.
  •  Twitter/X: Menos del 0,05% de respuesta en publicaciones de hospitales y centros médicos.
  • TikTok: 1.5% a 3%. De 50.000 seguidores, alrededor de 700 veces visto

Esto significa que un hospital puede tener miles de seguidores, pero su contenido apenas llega a un pequeño grupo. Además, los algoritmos priorizan contenido de entretenimiento sobre publicaciones educativas o científicas, reduciendo aún más el alcance de información médica confiable.

Usar redes como canales de distribución, no como base

Dado este panorama, las redes sociales deben ser vistas como un canal de distribución para atraer tráfico, no como el destino final del contenido. Un hospital debe optimizar cada publicación para dirigir a los usuarios a su ecosistema digital propio.

Estrategias clave:

 •  Publicar extractos de videos en Instagram Reels, TikTok y YouTube Shorts, con enlaces a la plataforma de video del hospital.

 • Crear hilos informativos en Twitter/X que terminen con un enlace a artículos completos en la web del hospital.

 • Usar Facebook y LinkedIn para promocionar eventos, cursos y contenido especializado, llevando a los usuarios a registrarse en plataformas propias.

De esta manera, el hospital no se convierte en dependiente de algoritmos cambiantes, sino que construye una comunidad activa en su propio entorno digital.

2. Plataforma de videostreaming para contenido audiovisual

El contenido en video es el formato más consumido en internet. Un hospital puede crear su propia plataforma de videostreaming dentro de su sitio web para:

•  Publicar charlas de especialistas sobre prevención y salud.

 •  Crear videos educativos sobre procedimientos médicos explicados de manera sencilla.

 • Compartir testimonios de pacientes y sus experiencias.

  • Realizar transmisiones en vivo de conferencias médicas.

Esto permite ofrecer contenido de calidad sin depender de YouTube o Facebook, asegurando que el hospital mantenga el control sobre su material audiovisual.

3. Entornos educativos para pacientes y acompañantes

La educación es clave para mejorar la experiencia del paciente y reducir la ansiedad sobre los tratamientos. Un hospital puede desarrollar una plataforma de aprendizaje con:

 • Guías interactivas sobre enfermedades, tratamientos y postoperatorios.

 •   Foros moderados donde pacientes y especialistas puedan compartir información.

  • Webinars sobre autocuidado y hábitos saludables.

 • Programas educativos para cuidadores con información sobre el acompañamiento a pacientes crónicos o en recuperación.

Esto no solo mejora la relación con la comunidad, sino que también posiciona al hospital como una referencia en educación en salud.

4. Cursos virtuales para profesionales de la salud

Un hospital también puede ofrecer cursos de formación continua para médicos, enfermeros y otros profesionales del sector. Esta estrategia permite:

 • Crear una plataforma de capacitación médica online, con certificaciones avaladas por la institución.

 •  Organizar conferencias y talleres virtuales, accesibles en cualquier momento.

 • Fomentar la colaboración con universidades y centros de investigación para compartir conocimientos.

Esto genera un nuevo canal de ingresos y fortalece la reputación del hospital como un centro de excelencia en formación médica.

5. Creación de una comunidad digital de salud

Más allá del contenido educativo, el hospital puede crear una comunidad digital en su plataforma, donde pacientes, cuidadores y profesionales interactúen. Algunas herramientas clave incluyen:

 •  Foros de pacientes segmentados por enfermedades o condiciones médicas.

 •  Chats con especialistas en horarios programados.

 •  Encuestas y estudios sobre salud para conocer mejor a la audiencia.

Esto genera fidelización y convierte al hospital en un referente confiable, evitando que los pacientes busquen información en fuentes poco fiables en internet.

Conclusión

Construir un ecosistema digital propio permite a los hospitales dejar de depender de redes sociales y controlar su presencia en línea. Al combinar una plataforma de videostreaming, entornos educativos, cursos para profesionales y herramientas de relación con pacientes y su entorno, el hospital puede ofrecer una experiencia más completa y confiable para pacientes y especialistas.

Las redes sociales seguirán siendo un canal importante para atraer tráfico, pero el verdadero valor está en crear un entorno digital donde el hospital tenga el control absoluto sobre su contenido, su comunidad y sus servicios. Esto no solo mejora la educación y el acceso a la salud, sino que también posiciona al hospital como una institución innovadora y de referencia en el sector.

Como superar el espejismo digital: El error de medir la presencia en redes sociales por el número de seguidores

Como superar el espejismo digital: El error de medir la presencia en redes sociales por el número de seguidores

En el análisis del impacto de una marca o empresa en redes sociales, uno de los errores más comunes es asumir que el número de seguidores equivale a una audiencia comprometida. Sin embargo, en la práctica, esta métrica es prácticamente irrelevante cuando se trata de evaluar el verdadero alcance y la efectividad de una estrategia digital. Si bien es cierto que un gran número de seguidores puede dar la sensación de que una empresa es popular y relevante, la realidad es que esta métrica por si sola no garantiza el éxito en redes sociales. De hecho, es engañoso. Lo que realmente importa son las interacciones y las vistas en los contenidos, elementos que suelen ser notablemente bajos en las redes sociales empresariales.

El problema de los seguidores inactivos

Tener un gran número de seguidores no garantiza visibilidad ni engagement. Muchas cuentas acumulan seguidores con el tiempo, pero una gran parte de ellos puede ser inactiva o no tener un interés real en el contenido de la empresa. Además, los algoritmos de plataformas como Instagram, Facebook, TikTok y LinkedIn no muestran las publicaciones a todos los seguidores, sino a un porcentaje reducido basado en la interacción previa de los usuarios con la cuenta. Esto significa que, si una empresa tiene 100.000 seguidores pero su contenido no genera interacciones, solo una fracción mínima verá sus publicaciones.

La métrica clave: la tasa de interacción

Para medir la efectividad de una estrategia en redes sociales, la métrica más importante es la tasa de interacción, que se calcula dividiendo el número total de interacciones (me gusta, comentarios, compartidos, guardados) entre el total de seguidores y multiplicándolo por 100 para obtener un porcentaje.

La tasa de interacción promedio en redes sociales varía según la plataforma, pero los valores suelen ser alarmantemente bajos para las cuentas empresariales. Según estudios de la industria:

•  En Instagram, la tasa de interacción promedio para cuentas empresariales es de aproximadamente 0,6%.

•  En Facebook, la interacción suele rondar el 0,07% por publicación.

•  En X, el engagement por post en cuentas empresariales suele ser inferior al 0,05%.

• En TikTok, la tasa de interacción es mayor, pero aún así varía entre 2% y 5% dependiendo del contenido y la estrategia.

Esto significa que, si una empresa tiene 100.000 seguidores en Facebook, solo unas 70 personas interactuarán con sus publicaciones en promedio. En Instagram, serían unas 600 interacciones, lo que sigue siendo bajo considerando el tamaño de la audiencia teórica.

El desafío de las redes sociales empresariales

Las cuentas de empresas suelen enfrentar aún más dificultades para generar interacción, porque su contenido suele percibirse como promocional o poco relevante para los usuarios. A diferencia de los influencers o creadores de contenido, cuya audiencia sigue la cuenta por afinidad personal, las empresas deben competir con una sobrecarga de información en los feeds de los usuarios.

Una estrategia efectiva para las empresas no debería enfocarse en construir una audiencia dentro de las redes sociales, sino en usar las redes como canal de distribución para atraer tráfico hacia plataformas propias. En lugar de depender de los algoritmos cambiantes de Facebook, Instagram o TikTok, las empresas pueden crear un ecosistema digital propio, donde tengan el control total de su contenido, datos y monetización.

El modelo: De las redes sociales a la plataforma propia

En lugar de ver las redes como el centro de la estrategia, las empresas pueden utilizarlas como un vehículo para dirigir tráfico a su sitio web o plataforma. Un buen enfoque sería:

 1. Publicar contenido atractivo en redes sociales, con adelantos, clips cortos o temas de interés.

2. Incluir llamadas a la acción claras, incentivando a los usuarios a ver el contenido completo en la plataforma propia.

3. Desarrollar una plataforma de videostreaming dentro del sitio web de la empresa, donde se aloje el contenido principal.

4. Recolectar datos de los visitantes, como correos electrónicos o preferencias de contenido, para reducir la dependencia de las redes sociales.

5. Crear comunidad en la plataforma, con foros, interacciones y contenido exclusivo para fidelizar a los usuarios.

Ejemplo: Empresas con plataformas propias

Algunas marcas ya han implementado estrategias similares con éxito:

Red Bull TV: En lugar de depender solo de YouTube, Red Bull creó su propia plataforma de video, donde aloja documentales, eventos deportivos en vivo y contenido original.

• Nike Training Club: Nike utiliza redes sociales para promocionar su app, donde ofrece entrenamientos exclusivos y contenido premium.

• Sephora:  En vez de depender de redes sociales creo una comunidad en su propio sitio web, donde los usuarios comparten reseñas, consejos y contenidos de belleza.

 GoPro: Fomenta la creación de contenidos por parte de sus usuarios y los invita a compartirlo en su plataforma, creando un ecosistema donde los usuarios permanecen dentro de su infraestructura digital.

• LEGO: LEGO life permite a los niños compartir sus creaciones en un entorno seguro, mientras que LEGO TV ofrece contenidos exclusivos d ela marca sin depender de YouTube.

• BMW: creo su propio ecosistema digital donde los clientes pueden explorar contenidos exclusivos, noticias, …

Beneficios de esta estrategia

 • Independencia de los algoritmos: No se depende de cambios en Facebook, Instagram o TikTok para alcanzar la audiencia.

 • Control total sobre el contenido: Sin restricciones de formato o políticas de redes sociales.

 • Mayor monetización: Se pueden integrar suscripciones, publicidad o venta de productos sin intermediarios.

 • Mejor análisis de datos: La empresa obtiene información detallada sobre el comportamiento de su audiencia.

Conclusión

El número de seguidores en redes sociales no es una métrica válida para evaluar el éxito digital de una empresa.  En un entorno tan competitivo como el del marketing digital en redes sociales, depender del volumen de seguidores como métrica principal es un error estratégico significativo. En lugar de obsesionarse por el número de seguidores, las empresas deben enfocarse en crear contenido relevante que fomente la interacción y el compromiso genuino con su audiencia. Al final del día, es el engagement lo que impulsa una conversación auténtica con los consumidores, construye relación y, en última instancia, sostiene el crecimiento y el éxito a largo plazo de la marca.

Sin interacciones ni vistas en los contenidos, una cuenta con millones de seguidores es poco más que un número vacío. En lugar de enfocarse en acumular seguidores, las marcas deben priorizar la creación de contenido atractivo y estrategias que aumenten la participación de su audiencia. En el mundo digital, la relevancia no se mide por cuántos te siguen, sino por cuántos te escuchan y responden.

En un mundo donde la calidad supera a la cantidad, es fundamental que las empresas reevaluen sus métricas de éxito y enfoquen sus esfuerzos en cultivar una comunidad activa y participativa, en lugar de simplemente acumular un número elevado de seguidores sin sustancia.

Las redes sociales no deben ser el destino final de la estrategia digital de una empresa, sino el punto de partida. Construir una plataforma de videostreaming dentro del sitio web permite captar tráfico, ganar notoriedad y mantener la relación con la audiencia sin depender de terceros. En el futuro, las marcas que logren este cambio dejarán de ser simplemente “usuarios” de las redes y se convertirán en propietarios de su propio ecosistema digital.

La Cultura Organizacional como un Flujo Dinámico

La Cultura Organizacional como un Flujo Dinámico

La cultura organizacional ha sido tradicionalmente percibida como un conjunto de valores, normas y prácticas inamovibles, casi como un monolito sólido que define el comportamiento y las relaciones dentro de una organización. Sin embargo, esta visión estática no logra capturar la complejidad ni el carácter dinámico que realmente define las organizaciones modernas. En lugar de un bloque inmutable, la cultura organizacional debería entenderse como un flujo constante, moldeado por las pequeñas cosas: las actitudes cotidianas, las interacciones humanas, los procesos de aprendizaje continuo y los valores en constante reinterpretación.

En este contexto, disponer de una plataforma de gestión del conocimiento (KLM, por sus siglas en inglés) se convierte en un pilar esencial para facilitar este flujo y consolidar una cultura organizacional viva y adaptable.

 

Las Pequeñas Acciones: La Base del Cambio

Las actitudes y comportamientos cotidianos de las personas dentro de una organización no son meros detalles triviales; son, en realidad, los ladrillos fundamentales de la cultura organizacional. Una sonrisa en los pasillos, la disposición a colaborar, la manera en que se resuelven los conflictos, o incluso los silencios que rodean ciertos temas, contribuyen a construir una narrativa organizacional viva.

Por ejemplo, en una empresa donde los líderes escuchan activamente a sus equipos y promueven una comunicación abierta, se refuerza una cultura de confianza y colaboración. Esta cultura no se impone desde una declaración formal; se cultiva a través de la repetición de microacciones que modelan los valores deseados.

En este contexto, una plataforma de gestión del conocimiento puede capturar y amplificar estas pequeñas acciones al facilitar espacios donde los empleados compartan sus aprendizajes, experiencias y mejores prácticas. Por ejemplo, la posibilidad de documentar y acceder rápidamente a casos de éxito o soluciones a problemas comunes fomenta un flujo constante de conocimiento que refuerza los valores organizacionales y promueve una mejora continua.

 

Formación Continua: Un Pilar de Adaptación

En un mundo en constante cambio, la formación continua se convierte en un componente esencial del flujo cultural. La adquisición de nuevos conocimientos y habilidades no solo mejora las capacidades técnicas de los empleados, sino que también redefine cómo se perciben a sí mismos y su rol dentro de la organización.

 

 

Este aprendizaje no debe limitarse a competencias técnicas. Los programas de formación en habilidades blandas, liderazgo, y gestión emocional son igualmente importantes para fortalecer el tejido cultural de una organización. Cuando la formación se convierte en un hábito, las personas no solo se adaptan al cambio; se convierten en agentes activos de transformación.

Una plataforma de gestión del conocimiento se vuelve clave aquí, ya que centraliza y organiza los recursos de aprendizaje de manera accesible y personalizada. Con una KLM bien estructurada, los empleados pueden encontrar desde tutoriales y manuales hasta cursos interactivos y materiales audiovisuales adaptados a sus necesidades específicas. Esto no solo acelera el aprendizaje individual, sino que también facilita que los equipos adopten prácticas comunes que refuercen la cohesión cultural.

 

Relaciones Humanas: El Corazón del Flujo Cultural

Una cultura organizacional dinámica no puede entenderse sin considerar las relaciones humanas. Las interacciones entre individuos, equipos y departamentos generan un ecosistema cultural en constante evolución. La calidad de estas relaciones determina si la cultura fluye hacia la colaboración o hacia el conflicto.

Por ejemplo, en una organización donde se valoran las relaciones horizontales y el respeto mutuo, las barreras jerárquicas se diluyen y se fomenta la innovación. Las relaciones saludables también facilitan la resolución de conflictos, transformando los desacuerdos en oportunidades para el crecimiento colectivo.

Aquí, una KLM puede actuar como un puente que conecta a las personas a través del conocimiento compartido. Por ejemplo, funciones como foros de discusión, espacios colaborativos para proyectos o herramientas de mensajería integradas permiten que las relaciones se fortalezcan en torno a objetivos comunes. Además, la plataforma facilita que las mejores prácticas y aprendizajes no se pierdan entre equipos o generaciones de empleados, sino que se conviertan en una base sólida para la evolución cultural.

 

Adaptabilidad e Innovación: Claves del Flujo

En un entorno empresarial caracterizado por la incertidumbre, la adaptabilidad se convierte en un atributo cultural indispensable. Las organizaciones que ven su cultura como un flujo son más capaces de integrar innovaciones, responder a cambios del mercado y adaptarse a las expectativas cambiantes de sus empleados y clientes.

La innovación no solo radica en procesos o productos; también se manifiesta en cómo las organizaciones redefinen sus valores y objetivos frente a los desafíos. Este flujo cultural permite a las organizaciones reinventarse sin perder su esencia, un equilibrio esencial para la sostenibilidad a largo plazo.

Una KLM bien implementada acelera la capacidad de adaptación al actuar como un sistema nervioso central que conecta a todas las partes de la organización. Al integrar bases de datos dinámicas, actualizaciones en tiempo real y espacios para el intercambio de ideas, la plataforma facilita que las organizaciones no solo reaccionen al cambio, sino que lo anticipen. Esto permite que las innovaciones no se conviertan en eventos aislados, sino en una característica constante de la cultura organizacional.

 

 

 

 

El Rol del Liderazgo: Guías del Flujo

 

 

Los líderes desempeñan un papel fundamental en este proceso, no como autoridades que imponen normas, sino como guías que canalizan y amplifican el flujo cultural. Los líderes efectivos modelan los comportamientos deseados, fomentan la comunicación abierta y promueven espacios para el aprendizaje y la reflexión colectiva.

 

 

Además, el liderazgo inclusivo, que valora las perspectivas diversas, permite que el flujo cultural incorpore múltiples voces y experiencias, enriqueciendo su capacidad de adaptación y evolución.

 

 

Por ejemplo, los líderes pueden identificar patrones en el uso del conocimiento, destacar a empleados que promueven iniciativas clave o intervenir en áreas donde se perciba resistencia al cambio. Además, al utilizar la KLM para comunicar directamente los valores y metas organizacionales, los líderes refuerzan una cultura compartida de forma transparente y efectiva.

 

 

 

 

Conclusión: La Cultura como un Organismo Vivo

 

 

La cultura organizacional no es un monolito, sino un flujo dinámico que se nutre de las pequeñas cosas, las actitudes cotidianas, la formación continua, las relaciones humanas y la capacidad de adaptarse e innovar. Al abandonar la visión estática de la cultura, las organizaciones pueden construir entornos que no solo sean resilientes frente al cambio, sino que lo abracen como parte de su naturaleza.

 

 

La cultura organizacional, vista como un flujo, no es solo un conjunto de normas y valores; es un organismo vivo que evoluciona con cada interacción, decisión y acción. Al reconocer esta naturaleza dinámica, las organizaciones pueden crear un entorno donde las personas y los equipos prosperen juntos, impulsando no solo el éxito empresarial, sino también el bienestar colectivo.

 

 

En este contexto, una plataforma de gestión del conocimiento se erige como un elemento esencial, ya que organiza, dinamiza y amplifica ese flujo. Más que un simple repositorio de información, una KLM se convierte en el núcleo central donde convergen las ideas, se construyen las conexiones humanas y se gestiona el aprendizaje organizacional. Así, las organizaciones no solo construyen una cultura resiliente frente al cambio, sino una cultura capaz de liderarlo.

Por qué los contenidos largos tipo SCORM no son eficientes para el aprendizaje en las empresas

Por qué los contenidos largos tipo SCORM no son eficientes para el aprendizaje en las empresas

Por qué los contenidos largos tipo SCORM no son eficientes para el aprendizaje en las empresas

En el entorno corporativo actual, donde el tiempo es limitado y las necesidades de actualización de conocimientos son constantes, la efectividad de los programas de formación es un factor crítico para el éxito empresarial. Muchas organizaciones aún utilizan contenidos formativos extensos basados en el modelo SCORM (Sharable Content Object Reference Model), una norma técnica que permite la creación de módulos de formación online estandarizados. Aunque SCORM ha sido ampliamente adoptado, sus contenidos largos y rígidos no resultan ser los más eficientes para el aprendizaje en las empresas. A continuación, se analizarán las razones por las que los contenidos largos tipo SCORM no maximizan el aprendizaje corporativo y cómo opciones más flexibles y adaptativas pueden ofrecer mejores resultados.

1. Sobrecarga cognitiva y atención dispersa

Uno de los principales desafíos de los contenidos largos es la sobrecarga cognitiva que generan. El cerebro humano tiene una capacidad limitada para procesar y retener grandes cantidades de información en una sola sesión, especialmente cuando la información se presenta de manera densa. Según la teoría de la carga cognitiva desarrollada por John Sweller, la memoria a corto plazo puede saturarse fácilmente cuando se le presenta demasiada información simultáneamente. En los módulos SCORM extensos, los empleados pueden sentirse abrumados por la cantidad de información que deben procesar, lo que afecta negativamente su capacidad de retener y aplicar ese conocimiento en el trabajo.

Además, estudios sobre la atención han demostrado que la concentración disminuye significativamente tras 10-20 minutos de actividad continua. En un curso tipo SCORM que puede durar horas, los empleados inevitablemente pierden la concentración, lo que reduce la efectividad del aprendizaje. Al final de la sesión, solo se retiene una fracción del contenido y los objetivos de formación no se alcanzan plenamente.

2. Rigidez y falta de flexibilidad en la personalización del aprendizaje

Los módulos SCORM, por su naturaleza estandarizada y rígida, suelen seguir una estructura lineal que no se adapta a las necesidades específicas de los empleados. La estructura fija de estos contenidos obliga a todos los usuarios a seguir el mismo camino de aprendizaje, independientemente de su nivel de conocimiento previo, habilidades o áreas de interés. Esto resulta ineficiente en el entorno corporativo, donde cada empleado tiene diferentes necesidades de formación.

Un empleado con experiencia puede verse obligado a pasar por contenido que ya domina, mientras que uno nuevo podría necesitar más tiempo para profundizar en ciertos aspectos. Esta falta de personalización reduce la eficiencia del tiempo invertido en la formación y puede generar frustración. En cambio, el microaprendizaje y los contenidos fragmentados permiten a los empleados acceder a la información de manera más específica y flexible, facilitando un aprendizaje personalizado y efectivo.

3. Desactualización y dificultad de actualización

En el entorno empresarial actual, los cambios en procesos, normativas y tecnologías ocurren rápidamente. Los módulos SCORM largos, al ser diseñados como unidades cerradas y completas, son difíciles de actualizar con la rapidez que estos cambios requieren. Las empresas que dependen de estos módulos enfrentan el desafío de mantenerlos actualizados y alineados con las nuevas regulaciones o prácticas empresariales.

Actualizar un módulo SCORM largo implica un proceso tedioso de modificación del contenido, pruebas y reimplementación, lo que no solo es costoso en términos de tiempo y recursos, sino que también puede resultar en la entrega de información desactualizada. Por el contrario, los contenidos breves y modulares ofrecen una solución más ágil y eficiente. Los módulos de microaprendizaje son fáciles de actualizar, permitiendo a las empresas mantenerse al día sin los retrasos y costos asociados con los largos módulos SCORM.

4. Limitaciones en el aprendizaje móvil y accesibilidad

El aprendizaje móvil es una tendencia clave en las empresas, impulsado por la proliferación de dispositivos móviles y el deseo de los empleados de aprender en cualquier momento y lugar. Sin embargo, los contenidos largos tipo SCORM no están optimizados para el consumo en dispositivos móviles, ya que suelen estar diseñados para sesiones prolongadas frente a una computadora, limitando la accesibilidad y la conveniencia.

El aprendizaje móvil requiere contenido que pueda ser consumido en breves intervalos, ya que los empleados acceden a la formación durante pequeños descansos o en momentos de menor carga de trabajo. Los contenidos largos tipo SCORM no permiten pausas flexibles ni una fácil reanudación del progreso, lo que dificulta el aprendizaje continuo y autónomo. En cambio, los contenidos más cortos y fragmentados se ajustan mejor a los horarios impredecibles y el ritmo de trabajo de los empleados modernos.

5. Menor engagement y participación activa

Otro problema de los contenidos largos tipo SCORM es su impacto negativo en el compromiso (engagement) de los empleados. A medida que avanzan en un módulo largo y estructurado, es más probable que se sientan desmotivados, especialmente si el contenido no se percibe como directamente relevante para sus funciones laborales inmediatas. La falta de interacción o retroalimentación instantánea en estos módulos puede llevar a una mayor tasa de abandono y menor retención de la información.

Por el contrario, los contenidos cortos y fragmentados fomentan un mayor compromiso al ofrecer una sensación de progreso constante y logros inmediatos. Cada pequeño módulo completado proporciona una gratificación inmediata, motivando al empleado a continuar aprendiendo. Este enfoque incremental se adapta mejor a las expectativas de los empleados modernos, quienes buscan aprender rápidamente y obtener resultados tangibles en el menor tiempo posible.

Conclusión

Aunque los contenidos SCORM largos han sido útiles en el pasado para estructurar y estandarizar la formación corporativa, en el entorno empresarial actual, su rigidez, extensión y dificultades de actualización los hacen ineficientes para maximizar el aprendizaje y el desarrollo de competencias. Los problemas relacionados con la sobrecarga cognitiva, la falta de flexibilidad, las dificultades de actualización, la falta de optimización para dispositivos móviles y la baja participación de los empleados indican que es necesario repensar las estrategias de formación en las empresas.

El microaprendizaje y los contenidos más cortos, flexibles y adaptables ofrecen una solución más adecuada para las necesidades modernas de aprendizaje en las empresas. Al permitir un aprendizaje más ágil, personalizado y accesible, los contenidos fragmentados son más efectivos para mantener el compromiso de los empleados y asegurar que la información se retenga y aplique de manera efectiva en el entorno laboral. En este sentido, el futuro del aprendizaje corporativo se inclina hacia enfoques más dinámicos y adaptativos, alejándose de los tradicionales módulos largos tipo SCORM.