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En el ámbito hospitalario, donde cada decisión puede tener impacto directo en la vida de una persona, el aprendizaje no puede ser algo opcional ni teórico. Sin embargo, muchos hospitales siguen utilizando modelos formativos que priorizan la transmisión de conocimiento en lugar del desarrollo real de competencias clínicas y operativas.

El mundo del aprendizaje corporativo está viviendo una transformación silenciosa pero profunda. Mientras algunas organizaciones siguen atrapadas en modelos tradicionales, otras están dando un paso audaz: dejar de enfocarse en la simple transmisión de conocimiento y comenzar a desarrollar la verdadera capacidad para ejecutar tareas. ¿Por qué? Porque en el entorno actual, no basta con saber, hay que saber hacer.

En la actualidad, muchas empresas viven atrapadas en un espejismo digital. Publican constantemente en redes sociales, celebran sus cifras de seguidores, invierten horas en diseñar contenidos… pero casi nadie los ve. La escena se repite: perfiles corporativos con decenas de miles de seguidores y publicaciones que apenas superan los 50 “me gusta” y 3 o 4 comentarios, muchas veces de empleados o cuentas automatizadas. ¿Qué está fallando?

Durante años, las empresas han construido su estrategia digital alrededor de las redes sociales, creyendo que más seguidores significan más alcance y que publicar con frecuencia garantiza visibilidad. Pero la realidad es otra. Las redes sociales no están diseñadas para beneficiar a las marcas, sino para retener a los usuarios dentro de sus propias plataformas. Esto significa que los algoritmos priorizan el contenido que genera interacción y tiempo de visualización, lo cual suele estar dominado por entretenimiento, tendencias virales y experiencias personales.

En la actualidad, los negocios que imparten clases de cocina y nutrición han encontrado en el entorno digital una herramienta clave para expandirse. Sin embargo, muchos dependen exclusivamente de redes sociales como YouTube, Instagram o TikTok para compartir su contenido. Aunque estas plataformas pueden ayudar a atraer público, no ofrecen las condiciones ideales para gestionar cursos de manera profesional. Tener una plataforma virtual propia permite a estos negocios estructurar mejor sus clases, fidelizar a sus clientes y generar ingresos sin depender de los cambios en las redes sociales.